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domingo, 5 de octubre de 2025

¿Qué es el Tarot?

Escribo este artículo porque había escrito hace un tiempo otro llamado Decir Tarot, y quise retomarlo para profundizarlo con nuevas referencias y detalles que fui encontrando a lo largo del tiempo.


Algunas definiciones preliminares

Decir “tarot” hoy en día es, en principio, hacer referencia a un mazo de cartas muy particular, que contiene una secuencia de 22 láminas llamadas Arcanos Mayores.
La mayoría de los mazos conocidos como tarot incluyen además 56 Arcanos Menores, completando así las 78 cartas que solemos ver en librerías o en la práctica cotidiana.
Sin embargo, lo esencial es lo primero: un mazo que tenga los 22 Arcanos Mayores puede ser llamado tarot; un mazo que no los tenga, no lo es.


Los orígenes en Italia

El tarot, antes que oráculo, fue un juego.
Su antecedente directo es el tarocchi, documentado en el norte de Italia a comienzos del siglo XV.
El registro más antiguo que tenemos data de 1440 en Ferrara, y las barajas más célebres de esa época son los Visconti–Sforza de Milán.¹

En un principio, estas barajas no tenían todavía una estructura fija de 22 triunfos. Algunos mazos podían incluir más figuras en los palos o un número distinto de cartas especiales. Con el tiempo, la serie se estabilizó en 22 triunfos, los que más tarde pasarían a llamarse Arcanos Mayores.²

Los primeros tarocchi no eran un entretenimiento popular, sino encargos de lujo para cortes aristocráticas. Eran cartas pintadas a mano, con láminas doradas y pigmentos costosos como lapislázuli. 

Etimología del nombre

Etimológicamente, la palabra tarot proviene del término italiano tarocchi, usado para designar ese juego renacentista.³
Siendo tarocchi el plural y tarocco la palabra singular que designaba a cada carta, hacia 1530 el vocablo tarocchi sustituyó al anterior trionfi (“triunfos”), y de allí pasó al francés tarot, forma que se consolidó a lo largo del siglo XVI y se difundió al resto de Europa.

Aunque los juegos de cartas de triunfo italianos se conocían bajo nombres como Trionfi o Tarocchi, ya en Francia en 1505 aparece la forma taraux en documentos de Aviñón —“cartes communément appelées taraux”—, un testimonio temprano de la palabra con la que luego se consolidaría tarot.⁴

En documentos franceses del siglo XVI, especialmente en los archivos de Lyon, aparece también la forma plural “tarots” para designar los juegos de cartas italianas de triunfo.
El historiador Thierry Depaulis señala que “le mot ‘tarots’ apparaît dans des documents lyonnais du XVIe siècle désignant les jeux de cartes à enseignes italiennes” (“la palabra ‘tarots’ aparece en documentos lioneses del siglo XVI designando juegos de cartas con palos italianos”).⁵
Esta es probablemente la primera mención conservada de la palabra tarot(s) tal como la conocemos hoy.

En el siglo XVI, François Rabelais la menciona en Gargantúa (1534), donde aparece entre los juegos citados como “au tarau (au tarot)”.⁶


De Italia a Francia: el manto esotérico

Ya en el siglo XVIII, en Francia, Court de Gébelin reinterpretó estas cartas en su obra Le Monde Primitif (1781), afirmando que el tarot provenía del Antiguo Egipto y contenía la sabiduría de Hermes Trismegisto.⁷
Esa idea nunca fue probada históricamente, pero tuvo una enorme influencia en la tradición ocultista posterior. De algún modo, estas lecturas francesas le dieron al tarot un nuevo “manto místico”, aunque muchas veces lo hicieron a costa de minimizar su raíz italiana.

Sin embargo, mucho antes de estas interpretaciones, en la Italia renacentista ya existía un lenguaje visual profundamente simbólico.

El Tarot Sola Busca (1491), conservado casi completo en la Pinacoteca de Brera, fue el primer mazo conocido con las 78 cartas ilustradas —incluyendo los arcanos menores representados con escenas figurativas—, anticipando en más de cuatro siglos lo que haría célebre al Rider–Waite–Smith. Este dato, a menudo ignorado, refuerza la idea de que el tarot, incluso en sus primeras versiones, no fue un simple pasatiempo cortesano, sino una expresión del pensamiento simbólico del Renacimiento italiano: una época donde el arte, la alquimia, la astrología y la stregonería convivían naturalmente.

Surgido hacia mediados del siglo XVII y difundido ampliamente en el XVIII, el Tarot de Marsella unificó los modelos gráficos italianos bajo una estética francesa, convirtiéndose en la base sobre la cual Court de Gébelin, Etteilla y los ocultistas del siglo XIX construirían su simbología.

Y si bien el origen egipcio que le atribuían no se pudo comprobar nunca, en Argentina, el Tarot Egipcio de Iglesias Janeiro (1927) —luego difundido por la editorial Kier— es uno de los más usados.⁸
Aunque no tenga orígenes milenarios ni herméticos transmitidos de generación en generación, no le quita mérito; al contrario: personalmente, me incluyo entre quienes más lo utilizan porque ofrece una precisión y claridad notables. Inspirando a muchos creadores de mazos ricos en simbología e integración de distintas mancias, que los hacen, al menos para mí, algunos de los más exactos a la hora de usarlos como oráculo.

Entre ambos mundos —el juego italiano del tarocchi y la reinterpretación esotérica francesa— aparece el Tarot de Marsella, quizá el más difundido e influyente de todos los mazos europeos, al menos hasta que fue destronado en popularidad por el Rider–Waite–Smith, del que hablaremos luego.


Arcanos y arquetipos

La palabra “arcano” proviene del latín arcanus, que significa “secreto, oculto”, derivado de arcēre (“encerrar”) y de arca (“cofre, caja”).⁹
En la tradición latina, arcanum también se usaba para hablar de misterios o conocimientos reservados.

En los documentos originales del tarocchi del siglo XV, sin embargo, no se usaba la palabra “arcano”.
Las cartas especiales eran llamadas carte da trionfi (“cartas de triunfos”).¹⁰
El término “arcano”, aplicado al tarot, surge mucho más tarde, en el siglo XIX, dentro de la tradición ocultista francesa: Jean-Baptiste Pitois (Paul Christian) lo introduce en L’homme rouge des Tuileries (1863), y poco después Papus (Gérard Encausse) lo populariza en Le Tarot des Bohémiens (1889), dividiendo por primera vez las cartas en “arcanes majeurs” y “arcanes mineurs”.¹¹

Desde entonces, la terminología se volvió estándar en la práctica esotérica y pasó a formar parte del vocabulario común del tarot.

Los arquetipos, según Carl Jung, son patrones universales de la psique humana que emergen del inconsciente colectivo: imágenes primordiales que atraviesan culturas, mitos, sueños y símbolos.¹²
Sallie Nichols, en su obra Jung & Tarot: An Archetypal Journey (1980), explora precisamente esa relación.¹³


De Francia a Inglaterra: el apogeo del tarot actual

A comienzos del siglo XX, en Inglaterra, el tarot tomó la forma que la mayoría de la gente reconoce hoy gracias al Rider–Waite–Smith Deck, creado por Arthur Edward Waite y Pamela Colman Smith, ambos miembros de la Hermetic Order of the Golden Dawn.

Esa innovación fue gracias a Pamela Colman Smith, quien tradujo las ideas simbólicas de Waite en imágenes narrativas accesibles y profundas, dándole al tarot algo que hasta entonces nadie había logrado: una estructura visual coherente donde cada carta podía leerse por sí misma, no solo los Arcanos Mayores, sino también los Menores.

Y aunque eso también trajo el riesgo de limitar las lecturas a un solo “resultado interpretativo posible” —como cuando vemos tres espadas atravesando un corazón, una imagen tan potente que puede volver difícil pensar en otros significados posibles—, también permitió algo esencial: independizar al tarot de otras artes o ciencias ocultas.

En el sentido de que ya no se necesitaba un conocimiento profundo de las artes mistéricas o esotéricas —que siempre aportan, pero hasta ese entonces eran imprescindibles—, como los conocimientos de astrología o numerología para interpretar los elementos astrológios con los palos, o  los valores numéricos de los arcanos menores. Con el mazo de Smith y Waite, la lectura podía apoyarse directamente en la imagen, en la escena que de cada carta, abriendo así el verdadero potencial del tarot como forma de interpretación visual completa y autónoma.

Por eso, el Rider–Waite–Smith marcó, a mi entender, un punto de inflexión: el tarot ganó autonomía.
Ya no era una condición necesaria conocer astrología o numerología para su lectura, porque cada carta —incluso los Arcanos Menores, antes relegados— parecía contener su propio significado visual, abriendo la posibilidad de realizar lecturas menos dependientes de sistemas externos.
Sistemas que, si bien aportan muchísimo, dejaron de ser un requisito indispensable para comprender el lenguaje simbólico del tarot.

Unos años más tarde, Aleister Crowley —también parte de la Golden Dawn— escribiría su crítica al mazo de Waite, con el tono mordaz e irónico que lo caracterizaba.

Traducción de la reseña de Aleister Crowley

(The Equinox, Vol. I, No. 3, 1910, pp. 320–322)

El señor Waite ha escrito un libro sobre adivinación.
No es un tema que despierte demasiado nuestro interés; los métodos de la adivinación se conocen desde hace miles de años, y su aplicación depende por completo de la intuición del operador.

En cuanto a las constantes pomposidades del señor Waite, parece creer que, cuanto más oscuro su estilo y más vagas sus frases, más grande iniciado parecerá.
Tiene la curiosa idea de que insinuar un misterio es lo mismo que revelarlo, y parece pensar que el verdadero ocultismo consiste en ocultar.

Pamela Colman Smith ha hecho diseños muy bellos y sensibles, aunque nuestro gusto más austero habría preferido las cartas sencillas, con sus atribuciones astrológicas y otros títulos ocultos.

Y, por el amor de Dios, Arthur, deja ya tu eterno insinuar, insinuar, insinuar:
“¡Oh, qué grado tan exaltado poseo, si ustedes, pobres profanos no iniciados, pudieran tan solo percibirlo!”.

He aquí tu crítica, Arthur, directa desde el hombro:
Cualquier hombre que conoce la Verdad y la oculta es un traidor a la humanidad;
cualquier hombre que no la conoce, y trata de disimular su ignorancia fingiendo ser el guardián de un secreto, es un charlatán.
¿Cuál de los dos eres tú?

Recomendamos a todo el mundo comprar la baraja, enviar el libro del señor Waite a la cocina para advertir a las mucamas, arrojar por la ventana los Arcanos Mayores y jugar al bridge con los Arcanos Menores, que por sí solos valen el precio del conjunto.

Au revoir, Arthur.

Reseña que, al menos yo, cada vez que la releo imaginando su voz, no puedo evitar reírme en voz alta:

“Y, por el amor de Dios, Arthur, deja ya tu eterno insinuar, insinuar, insinuar:
‘¡Oh, qué grado tan exaltado poseo, si ustedes, pobres profanos no iniciados, pudieran tan solo percibirlo!’.”

Y cuando desliza:

“Recomendamos a todo el mundo comprar la baraja, enviar el libro del señor Waite a la cocina para advertir a las mucamas, arrojar por la ventana los Arcanos Mayores y jugar al bridge con los Arcanos Menores, que por sí solos valen el precio del conjunto.”

Y el sarcasmo sigue siendo tan vigente como la crítica.

“Cualquier hombre que conoce la Verdad y la oculta es un traidor a la humanidad;
cualquier hombre que no la conoce, y trata de disimular su ignorancia fingiendo ser el guardián de un secreto, es un charlatán.
¿Cuál de los dos eres tú?”

(The Equinox, Vol. I, No. 3, 1910, pp. 320–322.)


Aunque quizá se sostendría con más fuerza si casi veinte años después, no hubiese hecho exactamente lo mismo que critica con su propio tarot junto a Frieda Harris: el Thoth Tarot (1944).

Y si bien Crowley es una figura ineludible dentro del ocultismo —tan célebre que incluso aparece en la portada del álbum Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band de The Beatles—, en lo que respecta al tarot, el mazo de Waite y Smith sigue siendo el más popular y el más utilizado hasta hoy.

Para cerrar este breve repaso por los miembros que hacen al tarot dentro de la  Golden Dawn, val recordar también que Pamela Colman Smith no solo fue miembro de la Golden Dawn, sino además amiga personal de Bram Stoker, el autor de Drácula, novela que leída en clave esotérica también tiene un simbolismo de una riqueza maravillosa.


Para ir cerrando, puede decirse que, cuando hoy hablamos de “tarot”, en general nos referimos al modelo establecido por el Rider–Waite–Smith.
Si bien existen otros —como el de Marsella—, es ese formato el que se ha vuelto más difundido, reproducido y comercializado a nivel mundial.

En ese sentido, el tarot actual es el resultado de una larga evolución que comenzó en las cortes italianas, se transformó en Francia bajo el interés ocultista y alcanzó su forma más reconocible en Inglaterra, a comienzos del siglo XX.

Tres países, tres momentos históricos y una misma herramienta: un conjunto de imágenes que, más allá de su función original, sigue ofreciendo un lenguaje simbólico a quien decide interpretarlo así.

“Todo arte es a la vez superficie y símbolo.
Quienes penetran el símbolo quedan expuestos a las consecuencias. […]
El arte refleja al espectador, no a la vida. […]
A un hombre le podemos perdonar que haga algo útil siempre que no lo admire.
La única excusa para hacer una cosa inútil es admirarla infinitamente.
Todo arte es completamente inútil.”
—Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray, Preface, 1890.¹⁴

Y le pese a quien le pese, el tarot sí es un mazo de naipes: no tiene “alma” por sí mismo, no “canaliza” espíritus ni “abre portales” de ningún tipo.

Como decía el mismo Oscar Wilde, en el mismo prefacio:

“Quienes descubren significados ruines en cosas hermosas están corrompidos sin ser elegantes, lo que es un defecto.
Quienes encuentran significados bellos en cosas hermosas son espíritus cultivados. Para ellos hay esperanza.
Son los elegidos, y en su caso las cosas hermosas sólo significan belleza.”¹⁵

Lo cual puede aplicarse también a la forma en que se interpreta el tarot.
Juzgar una herramienta por el “mal uso” que se le haya dado —aunque ese no sea el tema de este artículo, cuya intención es especificar qué sí es y qué no es el tarot— vale la pena aclararlo, porque con frecuencia se le atribuye un aire animista que no le es propio.

Si bien quitarle “lo mágico”, “el misticismo” o “lo esotérico” sería despojarlo de gran parte del uso que históricamente se ha hecho de él, eso corre por cuenta del intérprete, no de la herramienta en sí.

En cuanto al intérprete, podríamos decir que, si el tarot tuviera una “voz”, no sería tan “sobrenatural” como a veces se dice, sino más bien —como mencionábamos en un artículo anterior— la voz propia: las palabras que resuenan mentalmente cuando se observa una carta, cuando el lector traduce lo que ve en imágenes y lo asocia con los significados simbólicos que esas imágenes evocan al conectar lo que se había preguntado con la respuesta que da el tarot.
El tarot “habla” a través de quien lo lee: el lector traduce en lenguaje hablado lo que las imágenes muestran, y esa traducción siempre es distinta.

Pero eso aplica a toda cartomancia y no solo al tarot.
El tarot es, como dijimos, una estructura simbólica: los 22 Arcanos Mayores y los 56 Menores complementarios.
Hay una enorme cantidad de oráculos y mazos que se venden como tarot sin serlo —lo que no les quita valor—, pero sí generan confusión.
El tarot es una estructura histórica y simbólica precisa; por eso insistimos en este punto: el tema que intentamos aclarar aquí es la estructura en sí.

Si bien no hicimos el desglose completo de cada carta —porque eso requeriría un desarrollo mucho más extenso que este artículo, y de algún modo ya lo abordamos en el texto original de este blog titulado Decir Tarot—, creo que llamar “tarot” a lo que no lo es termina tiñendo al verdadero de significados que no le pertenecen.

Volviendo a lo anterior, esa “voz” podría aplicarse a cualquier otro oráculo, pero aquí buscamos marcar la diferencia entre este mazo y los demás, ya que el mercado está lleno de barajas que se venden como tarot pero no lo son, o de personas que leen otras cartas y dicen estar “leyendo el tarot” cuando en realidad utilizan otro oráculo.
Esa confusión, tan extendida, parte de pensar que el tarot es cualquier mazo usado para la cartomancia, cuando en verdad se trata de un sistema con estructura y simbología propias.

Y le pese a quien le pese, el tarot sí es esa estructura que desarrollamos a lo largo de este artículo; todo lo demás es lo que cada intérprete le añade —y eso, mientras se haga desde la honestidad, es  precisamente elo que hace que el tarot siga siendo tan vigente—. Que no intenta ser una ciencia mecánica donde los mismos factores producen los mismos resultados siempre, en tono "academicista" que no pretende.
En ese sentido, se parece más a un arte: la “magia” del tarot está en cómo cada símbolo resuena en la mente del lector, en cómo “programa” su conciencia para que tal arcano le hable de un modo personal.

Por ejemplo, en mis lecturas, La Estrella suele representar a los hijos del consultante.
No porque haya una regla que lo determine, sino porque esa asociación se repitió tantas veces que terminó estableciéndose como un significado propio. Porque lo que para uno es cierto, puede ser distinto para otro, y ambos sí pueden tener razón.

Intentar darle un aire “científico”, donde todas las lecturas sean mecánicamente iguales, sería quitarle su esencia y la parte humana de la interpretación que hace que cada lector pueda establecer un vínculo único tanto con su lectura como con su consultante. Y eso no lo hace menos válido como herramienta; al contrario, es parte de lo que lo vuelve tan único y tan capaz de actualizarse en cada lectura, lo que reactualiza su vigencia absoluta, a pesar de que las cartas sean siempre las mismas.
Y, como con toda herramienta, el “buen” o “mal” uso que se haga de él no depende del tarot, sino del operador.

Y quizá no sea casual que su origen documentado esté en Italia, ni que siga siendo tan popular en un país como Argentina, donde la sangre italiana sigue latiendo en los corazones de muchos de nosotros a través de nuestros ascendientes.

📑 Notas

  1. Franco Pratesi, documentos de Ferrara (1440–1442); citado en Michael Dummett, The Game of Tarot: From Ferrara to Salt Lake City (London: Duckworth, 1980).

  2. Ronald Decker, Thierry Depaulis & Michael Dummett, A Wicked Pack of Cards: The Origins of the Occult Tarot (New York: St. Martin’s Press, 1996).

  3. Andrea Vitali, “The Tarocchi Game: Origin and Diffusion”, Le Tarot: Association for the Study of the History of the Tarot, 2012.

  4. Documentos del Archivo de Aviñón, 1505; transcripción en Thierry Depaulis, Tarot, jeu et magie (Bibliothèque nationale de France, 1984).

  5. Thierry Depaulis, “Le mot ‘tarots’ dans les documents lyonnais du XVIe siècle”, citado en The Game of Tarot, op. cit.

  6. François Rabelais, Gargantua (1534), cap. 22.

  7. Court de Gébelin, Le Monde Primitif (Paris, 1781).

  8. Iglesias Janeiro, El Tarot Egipcio (Buenos Aires: Kier, 1927).

  9. Oxford Latin Dictionary, s.v. “arcanus”; cf. Douglas Harper, Online Etymology Dictionary, “arcane / arcana”, consultado 2025.

  10. Dummett, The Game of Tarot, op. cit.

  11. Jean-Baptiste Pitois (Paul Christian), L’homme rouge des Tuileries (Paris, 1863); Papus (Gérard Encausse), Le Tarot des Bohémiens (Paris: Chamuel, 1889).

  12. C.G. Jung, “Instinct and the Unconscious” (1919), en Collected Works, vol. 8.

  13. Sallie Nichols, Jung & Tarot: An Archetypal Journey (York Beach, ME: Samuel Weiser, 1980).

  14. Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray (London: Ward, Lock & Co., 1890), Prefacio

  15.  Oscar Wilde, The Picture of Dorian Gray (London: Ward, Lock & Co., 1890), Preface.

lunes, 22 de septiembre de 2025

El tarot, como herramienta de manifestación

Escribo este artículo porque he notado últimamente que, en general, alrededor del tarot suelen circular posturas que no se corresponden con lo que acontece en la práctica.

Por un lado, algunos gurús de la manifestación aseguran que “no sirve” porque adormece, o que “distrae de la verdadera creación consciente”, e incluso desde ciertas ramas de la psicología se lo descarta de manera simplista. En el extremo contrario, están quienes lo presentan como una excusa para hablar de “brujerías”, “amarres” o de que “la suerte está echada”, como si el tarot predijera futuros inamovibles que solo cambiaran por arte de magia.

En mi experiencia, ninguna de esas visiones refleja lo que realmente ocurre en una lectura. El tarot no es un analgésico que desresponsabiliza, ni tampoco una condena: es un lenguaje de imágenes, símbolos y arquetipos que, bien usado, puede ser una herramienta poderosa de manifestación.

Neville Goddard y la manifestación

Para quienes no sepan a qué me refiero con la manifestación, al menos en mi canal me refiero principalmente a las enseñanzas originales de Neville Goddard, que están disponibles para cualquiera: sus libros se pueden leer gratis en internet y muchos de sus audios y conferencias están en YouTube. No hace falta pagar fortunas para acceder a ellas. Particularmente en tanto a lo que tanto refuerza que uno es todo lo que existe I AM ALL THAT IS, en el sentido de que “la conciencia es la única realidad” y que todo lo que vivimos surge de nuestro YO SOY. Lo que no comparto de la "comunidad de manifestación", si es que tal cosa existe realmente, es el mal uso que algunos hacen de sus ideas, transformando la responsabilidad en culpa y victim blaming, como justificación de malos consejos, o para decirte que hacés todo mal y que te pueden enseñar a hacer todo bien como justificación para vender fórmulas mágicas.

Como decía, en la práctica, el tarot lejos de ser un obstáculo para manifestar, puede ser un complemento muy valioso. Porque toda verdadera manifestación —y toda magia, que no es más que intención y voluntad— no depende de cartas ni de fuerzas externas: depende de lo que cada uno asume como verdadero.

Cuando cambiamos por dentro, todo alrededor cambia también.

“Deja de intentar cambiar el mundo, ya que solo es un espejo. El intento del hombre de cambiar el mundo por la fuerza es tan infructuoso como romper un espejo con la esperanza de cambiar tu cara. Deja el espejo y cambia tu rostro. Deja el mundo en paz y cambia la percepción que tienes de ti mismo. El reflejo entonces será satisfactorio.”
— Neville Goddard, Tu fe es tu fortuna, Capítulo 9

El tarot funciona de la misma manera: si una lectura no nos gusta, no es porque las cartas estén “en contra” ni porque el lector lo decida. Es porque está mostrando lo que estamos sosteniendo dentro, aunque no siempre lo veamos. Tal como expresaba Jung:

“Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, este dirigirá tu vida y lo llamarás destino.”
— Carl Gustav Jung, Aion (1951)

Eso es exactamente lo que hace el tarot: vuelve visible lo que estaba operando "en la sombra", en el sentido de que muchas veces ELEGÍS sin saber de forma consciente por qué tal carta o tal otra, pero de alguna manera lo que resuena se convierte en hacer consciente eso que elegiste de forma subconsciente.

Desde el lugar del tarotista esto se ve, o se siente, muy claro: las cartas son siempre las mismas, pero lo que cambia es lo que resuena en ese momento. A veces es un detalle, un símbolo que despierta una asociación inesperada, no hay una voz "sobrenatural mística" ni nada en "otro plano" diciendo cosas raras desde un pedestal astral, ni nada tan estrambótico, sino que es tu propia voz interpretando las imágenes, "traduciendo en palabras" lo que ve, como si las imágenes te hicieran “cosquillas en la mente” y fueran haciéndote decir cómo se unen los símbolos con la pregunta que te hicieron para decir algo nuevo, aunque las cartas sean siempre las mismas. Y esa es, desde mi perspectiva, una de las cosas más valiosas que puede aportar el tarot: no dicta verdades externas, sino que activa en cada persona aquello que ya está listo para salir a la luz, tanto para uno cuando se autolee como para alguien que recibe una lectura sin saber bien por qué le salió tal o cual carta, siempre y cuando el lector tenga la responsabilidad ética de hacerlo desde la convicción de lo que dice y no porque esté eligiendo a propósito las cartas con fines de cobrar extra por remover brujerías o cosas de ese tipo que yo particularmente siempre bloqueo y denuncio cada vez que veo.

Responsabilidad no es culpa

Hay quienes critican al tarot diciendo que genera dependencia o adormece, en el sentido de que puede ser una trampa de quedarse buscando lecturas que solo te digan lo que sí querés oír, pero no pienso que siempre sea así: cuando se usa con claridad, no "desresponsabiliza", ayuda a asumir responsabilidad.

Y responsabilidad no significa culpa. No es creer que todo lo malo que nos pasa es “merecido”. Significa reconocer qué pensamientos o actitudes estamos alimentando hoy y recordar que siempre se puede elegir de nuevo, tal como en las lecturas: cuando nosotros cambiamos, las lecturas cambian; si no cambiamos, las lecturas siguen igual.

Particularmente, en mis interactivos de YouTube siempre muestro las cartas en cámara como para que se vea que sale "lo que tiene que salir": no decido qué va a salir, no acomodo los resultados para que sean “buenos” ni para meter miedo con “trabajos” o “amarres”. Lo que aparece, aparece. Mi tarea es traducir ese lenguaje simbólico en palabras que iluminen posibilidades, sin falsas promesas ni condenas.

“El mundo no puede cambiar a menos que yo cambie. Cuando yo cambio, el mundo necesariamente refleja el cambio.”
— Neville Goddard, Be What You Wish

El tarot es ese reflejo. No dicta un destino: muestra lo que hay disponible hoy para que cada uno decida si lo sostiene o lo transforma.

El riesgo de la repetición

No está mal preguntar qué piensa o siente otra persona. De hecho, esas lecturas suelen ser las más buscadas. El problema aparece cuando las preguntas se vuelven obsesivas y se repiten una y otra vez sin cambiar la postura de creer que esa realidad es la única posible y que uno SÍ PUEDE cambiar la realidad. Lo que en vez de generar claridad, apertura y cambio termina representando el vacío de no poder salir de cierto estancamiento, de preguntar y volver a preguntar lo mismo al tarot esperando una respuesta distinta cuando no cambiaste vos. Y en mi caso al menos así fue como más aprendí: de autolecturas "fallidas" que no se terminaban de reflejar en la realidad, porque la que no hacía el trabajo interno era yo. Por eso el tema de que la responsabilidad no solo está en quien lee, sino también en quien recibe la lectura.

Un ejemplo muy reducido de esto, pero que sirve para ilustrar de forma exagerada —aunque no por eso menos sencilla— lo que digo, se ve en las lecturas de sí o no. Si preparo cuatro cartas —dos para “sí” y dos para “no”— te las muestro en cámara, las mezclo, te pido que hagas tu pregunta y vos como consultante elegís UNA, no es que yo como tarotista sea "acertada" o que no lo sea, porque te dije que todas las cartas estaban en la mesa, en realidad la que vos elegiste es la que estaba disponible para vos pero las posibilidades eran todas, cualquier respuesta es posible porque todas estaban sobre la mesa. En cierto sentido, la persona eligió su propia respuesta.

Pero, como decía, es un ejemplo reduccionista, que ya no hago casi en mi canal porque me parece que un solo sí o no, así seco, mucho no aclara ni sirve de nada, aunque es un gusto personal. Yo prefiero agregar la interpretación del porqué: qué energía sostiene esa respuesta, qué la condiciona, qué puede abrirla o cambiarla. Lo importante no es el resultado en sí, sino lo que revela sobre cómo estamos eligiendo.

El ejemplo venía por el tema de saber que la responsabilidad no está sí o sí de un lado: está en la claridad de quien lee las cartas, pero también de quien las elige. Y también está en quien espera resultados distintos sin cambiar de conciencia, poniendo siempre la responsabilidad en otro: "cuáles son SUS energías, qué SIENTE ÉL por mí", etc., de forma reiterada. En esos casos, el tarot deja de ser un espejo pasivo y se convierte en un ciclo repetido. La lectura no cambia porque la persona no cambia. Y la salida nunca está en la carta, sino en la decisión de transformar lo que se está sosteniendo dentro.

Hacer preguntas implica estar abierto a todas las respuestas. Una consulta como “¿me quiere?” es, en el fondo, una pregunta de sí o no. Si no estás dispuesto a aceptar cualquiera de las dos posibilidades, en realidad no estás buscando una lectura, sino confirmación de una idea previa. El tarot no es un eco que repite lo que queremos escuchar, sino un espejo que refleja con claridad el estado de conciencia en el que nos encontramos.

Una posibilidad, no un destino fijo

Cada lectura es solo una de las posibilidades abiertas en ese momento. No está escrita en piedra. Si cambiamos por dentro, las cartas y la realidad cambian también. Por eso en mis videos interactivos de tarot en YouTube siempre digo: elegí la opción que más te resuene y quédate con eso. Y si nada encaja, dejalo pasar: esa lectura no era para vos.

Si resuena y no te gusta, ahí está la gema, la oportunidad del verdadero trabajo: preguntarte por qué elegís lo que no deseás, y usarlo como oportunidad de transformación.

Decir que “la suerte está echada” es una ilusión. Lo que el tarot muestra no es destino, sino una foto de lo disponible hoy.

Por eso siempre repito: el tarot predice, pero no condena. El tarot no está escrito en piedra.

Todo lo que ves, sos vos

“Vos sos el poder operante. El hombre es toda imaginación, y Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él.”
— Neville Goddard, The Power of Awareness

Todo lo que vemos en la vida no está afuera: nace de nuestro mundo interno. Everyone is you pushed out. El tarot no hace magia por sí mismo, sino que recuerda una y otra vez que la creación empieza en cada uno.

Para ir concluyendo

Personalmente me genera cierta desconfianza cuando se intenta dar al tarot un aire demasiado “espiritualizado” o “metafísico-psicológico”, usando palabras del estilo transpersonal o evolutivo, o presentándolo como una “herramienta de sanación” o incluso como una “terapia alternativa”, como si el tarot perteneciera al campo de las ciencias de la salud mental. En mi opinión, ver el tarot de esa manera es apartarlo de su esencia: nació como un juego de cartas en Italia y, con el tiempo, se transformó en una herramienta esotérica y simbólica, pero nunca en una práctica clínica. Cuando se lo despoja de su carácter propio para vestirlo con etiquetas que no le corresponden, se corre el riesgo de usarlo de manera poco honesta y de convertirlo en un producto más de marketing new age. Por eso, cuando hablo del tarot como herramienta de manifestación, no lo hago desde un lugar de “rebautizar” o de darle "un tono novedoso" marketinero vacío, sino desde lo que me enseñaron mis años de práctica. Me refiero a la manera en que funciona en la experiencia del día a día, tanto como consultante como tarotista: las cartas muestran lo que estamos sosteniendo hoy en nuestra conciencia y nos recuerdan que siempre podemos elegir de nuevo. Si la lectura te gusta, es un refuerzo. Si no te gusta, es todavía más valiosa porque señala qué pensamientos están operando y abre la puerta a transformarlos.

El tarot no dicta destinos ni decide por nadie. El tarot no te dice qué hacer. Solo muestra y recuerda que siempre sos vos quien elige. Porque, a fin de cuentas, el tarot no tiene ningún poder: el poder lo tenés vos.


miércoles, 29 de enero de 2025

🔮LECTURAS DE TAROT🔮

 

🔮LECTURAS DE TAROT🔮

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Se reserva con el pago completo y la pregunta que quieras. hacer. al tarot


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Todas las lecturas que hagas viene con una pregunta extra, sin cargom al tarot, para aclarar en caso de que hayan quedado dudas. 


🔮Todas las lecturas se hacen por video de YouTube que se suben de forma privada (unlisted). Antes de hacer la reserva contusltar desponibilidad. Una vez hecha la reserva enviar pregunta (en caso de que invlucre a terceras personas, incluir tu nombre y el de la otra persona, no hace falta nombre completo ni fecha de nacimiento, solamente los nombres).


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  • ¿Qué puedo hacer en esta situación?
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La devolución es con foto y devolución escrita vía  mensaje de correo electrónico, mensaje directo La devolución es por  video, que será subido a Youtube de modo privado (unlisted, que solo quienes tienen el link podrán verlo, que sólo será compartido con el consultante).



🔮LECTURA DE AMOR/VÍNCULO SIMPLE

VALOR $66.000 / USD 66


3 preguntas, con su respuesta. Que puede ser enviada con foto y explicación, o también con un video. Si se opta por la opción de video, el mismo será subido a YouTube de modo privado, de modo que solamente el consultante y yo podremos verlos. 


3 Ejemplos:

  • ¿Qué piensa, qué siente, qué hará con respecto a nuestro vínculo?
  • ¿cómo se desarrollará nuestro vínculo? ¿Hay alguien interviniendo? ¿Qué me aconsejan las cartas? 
  • ¿Debo seguir luchando por nuestra relación? ¿Nos volveremos a ver? ¿Llega alguien nuevo a mi vida?


La devolución es por  video, que será subido a Youtube de modo privado (unlisted, que solo quienes tienen el link podrán verlo, que sólo será compartido con el consultante)



🔮LECTURA COMPLETA DE PAREJA/VÍNCULO

“RADIOGRAFÍA DE LA RELACIÓN”:

VALOR $88.000 / USD88 


  • Lectura del tipo: persona A y persona B. Se hacen tres filas, una para la persona A, otra para la persona B, y  otra para las energías energías que los conecta.
  •  Más una selección de oráculos que aconsejan y aclaran.
  • Más tres preguntas extra que quiera agregar el cosultante, por ejemplo: ¿Debo seguir luchando por nuestra relación? ¿Nos volveremos a ver? ¿Llega alguien nuevo a mi vida?


La devolución es por  video, que será subido a Youtube de modo privado (unlisted, que solo quienes tienen el link podrán verlo, que sólo será compartido con el consultante).


Las respuestas no son sólo por si o no, envío una devolución acerca de la situación.


🔮MEDIOS DE PAGO🔮

MEDIOS DE PAGO

ARGENTINA: mediante MercadoPago enviando dinero a MarinaCtarot


RESTO DEL MUNDO:

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