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lunes, 22 de septiembre de 2025

El tarot como herramienta de manifestación

Por un lado, muchos gurús de la manifestación dicen que el tarot “no sirve” o que “distrae de la verdadera creación consciente”. Por otro lado, también están quienes presentan el tarot como si fuera una excusa para hablar de “brujerías”, “amarres” o “que la suerte está echada”, como si el tarot predijera futuros inamovibles que solo cambian por arte de magia.

Mi experiencia me mostró algo diferente: cuando se lo aborda con responsabilidad, el tarot y la manifestación no se contradicen, se complementan. Porque toda manifestación —y toda verdadera magia, que en el fondo no es más que intención, voluntad y conciencia, reforzada si se quiere con las herramientas de preferencia del operador— no depende de las cartas ni de fuerzas externas: depende exclusivamente de tu voluntad y de tu conciencia de ser.

Cuando cambiás vos, todo cambia a tu alrededor.

Elegir las cartas o elegir tus lecturas es como elegir tus pensamientos

Neville Goddard decía en Tu fe es tu fortuna (cap. 9):

“Deja de intentar cambiar el mundo, ya que solo es un espejo. El intento del hombre de cambiar el mundo por la fuerza es tan infructuoso como romper un espejo con la esperanza de cambiar tu cara. Deja el espejo y cambia tu rostro. Deja el mundo en paz y cambia la percepción que tienes de ti mismo. El reflejo entonces será satisfactorio.”

Esto mismo ocurre con el tarot. Si hacés una lectura y el resultado no te gusta, no es porque las cartas estén “en tu contra”, ni porque el tarotista lo decida. Es porque refleja lo que vos mismo estás sosteniendo en algún lugar de tu conciencia, aunque muchas veces te cueste hacerlo visible.

En este sentido, el tarot cumple la misma función de la que hablaba Jung en Aion (1951) cuando decía:

“Hasta que no hagas consciente lo inconsciente, este dirigirá tu vida y lo llamarás destino.”

El tarot cumple justamente esa función de hacer presente lo que todavía no habías podido reconocer, para que dejes de vivirlo como un destino inevitable y empieces a elegirlo de manera consciente.

Así como elegís cartas, elegís pensamientos. Si no te gusta lo que aparece, podés elegir de nuevo: elegir qué pensar, qué sentir, qué asumir como verdadero. Y al hacerlo, tu realidad cambia porque no tiene otra opción que reflejar ese nuevo estado interno.

El tarot no te quita responsabilidad, te la devuelve

Hay quienes critican al tarot diciendo que adormece la conciencia o que genera dependencia. Yo creo lo contrario. Bien usado, el tarot no te quita responsabilidad: te la devuelve.

Cada carta que aparece es un recordatorio de que la elección fue tuya. Vos elegiste esa lectura, porque en algún nivel de tu conciencia necesitabas ver eso. No es el tarotista, no son las cartas: sos vos.

Neville lo decía con claridad en su conferencia Be What You Wish:

“El mundo no puede cambiar a menos que yo cambie. Cuando yo cambio, el mundo necesariamente refleja el cambio.”

El tarot es justamente ese reflejo. No dicta tu destino: te muestra el estado de tu conciencia para que decidas si querés sostenerlo o transformarlo.

El riesgo de quedarse en la repetición

Preguntar por la otra persona, por lo que siente o piensa, no tiene nada de malo. De hecho, esas lecturas suelen ser las más buscadas porque ayudan a entender cómo estamos manifestando en nuestras relaciones.

El problema aparece cuando esas preguntas se vuelven repetitivas, casi obsesivas. Cuando un consultante pregunta todos los días lo mismo, lo que hace no es buscar claridad, sino reforzar la misma energía de carencia: “no soy amada, no soy elegida”.

En esos casos, el tarot deja de ser espejo y se convierte en un ciclo. La lectura no cambia porque la conciencia no cambia. Y la salida nunca está en la carta, sino en la decisión personal de transformar lo que uno sostiene adentro.

No es predicción, es UNA de todas las posiblidades

Más precisamente la única que está disponible según tu estado de conciencia. Una lectura no está escrita en piedra. El tarot muestra un futuro posible de acuerdo con tu estado actual de conciencia.

Decir que “la suerte está echada” es una ilusión. Lo que el tarot muestra no es una suerte definitiva, sino una suerte posible. Y toda posibilidad se abre o se cierra según lo que elijas pensar y asumir en tu interior.

Si vos cambiás, el futuro también cambia.

Por eso digo siempre: el tarot no es una excusa para dejar de trabajar en tu manifestación. Si una lectura te gusta, tómala como confirmación de que estás en el camino correcto. Si no te gusta, agradecela todavía más: es la oportunidad de ver con claridad lo que necesitás cambiar.

A veces, la lectura que más molesta es la que más ayuda, porque ilumina justo el punto donde tenemos que transformar algo en nosotros.

Todo lo que existe en tu realidad, sos vos

Neville lo explicó de forma sencilla y profunda en The Power of Awareness:

“Vos sos el poder operante. El hombre es toda imaginación, y Dios es el hombre y existe en nosotros y nosotros en Él.”

Esto significa que todo lo que ves en tu vida no está afuera de vos: nace de tu conciencia. El tarot no hace magia por sí mismo, sino que te recuerda esto una y otra vez: la creación empieza en vos.

Respecto a mi concepción del Tarot como herramienta de manifestación

Si bien no es una postura tan difundida —sobre todo en países de habla hispana y particularmente en Argentina, donde el tarot suele buscarse más desde lo meramente predictivo, o se lo viste con títulos “marketineros” como transpersonal o evolutivo—, quiero aclarar algo que para mí es importante. Muchas veces estas etiquetas funcionan más como estrategias de marketing que como realidades, intentando darle al tarot un aire místico-psicológico new age, como si pudiera reemplazar terapias o comulgar con conceptos pretenciosos que lo alejan de su esencia.

Pero para mí, el tarot sigue siendo tarot. Y lo valioso no está en disfrazarlo de otra cosa, sino en usarlo con conciencia. La conexión que propongo con Neville Goddard nace exclusivamente desde mi experiencia como tarotista y de mi práctica diaria: porque el tarot, bien entendido, es una forma concreta y efectiva de hacerse responsable de lo que uno elige.

Yo leo el tarot como un espejo que muestra el estado actual de la conciencia de quien consulta. Si la lectura te gusta, es un refuerzo: seguí por ahí. Si no te gusta, es todavía más valiosa: te muestra qué pensamientos estás eligiendo y te recuerda que siempre podés elegir de nuevo.

Palabras finales

Después de tantos años de lecturas, estudio y práctica, confirmé algo que para mí es clave: el tarot no dicta destinos ni decide por nadie. El tarot no te dice qué hacer: te recuerda que siempre sos vos quien elige.

Para mí, cada tirada es un espejo de la conciencia del consultante en ese momento. Si la lectura te gusta, celebralo y seguí en ese camino. Si te incomoda, agradecela: a veces la lectura que más molesta es la que más ayuda, porque ilumina justo el punto donde tenemos que cambiar.

Así es como yo entiendo y leo el tarot: no como cartón mágico, ni como entretenimiento vacío, ni como sentencia fija, sino como una herramienta viva de manifestación. Porque, a fin de cuentas, el tarot no tiene el poder: el poder lo tenés vos.


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